LAS PREGUNTAS DE ELENA II O LA REINA Y LA LUNA, OBRA EN DOS COMIDAS Y UN BANQUETE
LAS
PREGUNTAS DE ELENA II O LA REINA Y LA LUNA
PIEZA EN DOS COMIDAS
Y UN BANQUETE
Luis
Julio Carvajal
Con un fragmento adaptado del poema “Elegía a
Doña Juana la Loca” de Federico García Lorca.
Para mis padres.
De su hijo.
Índice
Personajes
Acto Uno……….…….….………………..….…El Almuerzo: Preguntas
Escena Uno…..……………………………El interrogante
Escena Dos…………………….. El punto del interrogante
Acto Dos ……………………….. …….…..…El Banquete: Respuestas
Escena Tres.……………………………………. El Jardín
Acto
Tres…………..…………………….El Desayuno: Conclusiones
Escena
Cinco……….………………………….. La Carta
Escena
Seis……………………………………….Las Abejas
Escena Siete……………………………………....El
Ventanal
Personajes:
Elena II la loca de amor, Reina
Peter el hermoso, Rey
Elizabeth la bella, Noble.
Luna, Espía
Sapiente, consejero.
Gertrudis, Servidumbre.
Banda musical.
Acto uno:
“El Almuerzo:
Preguntas”
“El interrogante”
Tiempo: Día.
Espacio: Aposento Reales.
Personajes: Elena II – Peter – Gertrudis.
El “reino Oasis” una
civilización matriarcal de caminos arenosos, hermosos jardines, carruajes
impulsados por caballos, nacimientos de agua, un mar con puerto, un palacio
donde viven la familia real, con unos aposentos donde transcurre la acción
dramática. Esta habitación contiene un escritorio, una cama, una biblioteca
personal, un juego de muebles, una alfombra, espejos, una licorera, ventanales
que dan una perfecta vista de todo el reino, una enorme pintura de un jardín de
rosas rojas, debajo de la pintura la puerta principal. El rey Peter escribe una
nota en el escritorio, donde se encuentran los platos desocupados del almuerzo;
viste con un traje con grandes hombreras, cinturón y una boina con plumas. Tocan
la puerta. deja de escribir, cella, empuña la nota y la guarda en su bolsillo.
abre la puerta; aparece Gertrudis con una bandeja para recoger los platos del
almuerzo, saluda con una reverencia y entra a la habitación. Gertrudis viste
con un vestido veis con mangas largas, delantal y un gorro de lino bordado. Peter
cierra la puerta y le entrega la nota a Gertrudis que recoge los platos. Gertrudis
recibe la carta y mira a Peter; el cual abre un pasadizo secreto donde Gertrudis
entra. Peter sierra el pasadizo. Entra por la puerta principal Elena II con una
botella de vino, la cual viste con un vestido negro con arabescos dorados y un
tocado gable.
Elena: ¿No sé cómo se me había
quedado el vino? (Peter va al
escritorio) Bebamos. (Se acerca al escritorio y se sienta,
sirve dos copas, le entrega una copa a Peter, beben, se miran, Elena se dispone
a besarlo, Peter se aparta)
Peter: Esperemos a que el sol se esconda.
Elena: Ni cuando el sol se esconde me quieres
besar, ¿recuerdas cuándo fue la última vez que lo hiciste Peter?, yo no, no
quiero que tu desprecio sea lo único que me haga vibrar ¿sabes?
Peter: Prometo que te recompensaré, (Le
besa la frente) ahora debemos trabajar, ¿ya estas
preparada para la visita del rey Guillen?, tú lo recibirás. (Elena
intenta decir algo) Recuerda el consejo que nos dio el sapiente: La
presencia femenina ablanda el corazón masculino.
Elena: Ojalá yo ablandara el tuyo.
Peter: ¿Qué?
Elena: En el pasa
diferente. Estoy seguro de que odia hasta a su misma progenitora.
Peter: Sabrás que hacer,
eres astuta. No te preocupes por la propuesta, ya está elaborada, solo
deberás exponérsela y a las víboras que hace llamar ministros. (Elena
intenta decir algo) Recuerda, no quieres cortar lazos, al contrario,
afinarlos. hazle entender la oportunidad que tiene al aliarse con nosotros. (Elena
intenta decir algo) Escucha lo que tienen por decir con atención, de
todas manera el ministro y el sapiente estarán a tu lado, si no encuentras las
ideas solo di, “comprendo, lo pensare” y asiente la cabeza con certeza.
Elena: Comprendo, lo
pensare.
Peter: Y asiente la
cabeza con certeza. También recuerda que lo más importante es que nos permita
usar su puerto para hacer estaciones estratégicas para el comercio de las
especies…
Elena: (Interrumpiendo) Quiero tener sexo fuera de nuestro matrimonio.
Peter: ¿Disculpa?, ¿Qué dijiste Elena?
Elena: Te amo, que no te quepa la menor duda, otra
lo haría con la complicidad de la oscuridad ¿no crees?, a cambio yo, Elena II, (Se
acerca a Peter) la esposa, te confronto pidiéndote permiso para buscar
satisfacción sexual ya que no está en tus planes causarla, ¿Qué dices? (Peter
se aparta) no tengas miedo esposo, sea cual sea la respuesta la
respetaré, solo con el hecho de haberte contado mi corazón descansa, tan solo
te pido que pronuncies, sí, no, o que me tomes ahora mismo.
Peter: Al parecer eres una
ninfa Elena, una mujer llena de fetiches y deseos carnales, una perra llena de
fantasías, una reina que le encanta abrir las piernas, ¿Pedirme permiso para
ponerme los cuernos?, ¿acaso soy merecedor de tan vil humillación?, es
eso o has perdido la cabeza.
Elena: Si cumplieras con tus
deberes maritales, si me amaras de verdad. (Se acerca a Peter) Este fuego que
está aquí adentro quiere leña, pasión, ¿acaso no te consideras un hombre de
ciencia?, bien sabrás que mi cuerpo tiene necesidades, sigo tan fértil como una
adolescente.
Peter: Hay veces que no importa lo que hagamos, las cosas no salen como las
esperamos o sentimos. (Peter se aleja) Disculpa ser tan
sincero contigo, pero no sé cómo hacerte entender que no quiero que vivas un
engaño. Para mi parecer no hay peor delito que decir a alguien que amas con
toda tu alma, cuando tu alma sabe perfectamente que no es así. Quiero lo mejor
para ti y lo sabes. Me costó aceptar que ya no te amaba, pero no podía mentirme,
ni mucho menos mentirte.
Elena: Dices que me salvas de vivir engañada, perfecto, no
sabes cuánto te lo agradezco, pero no sabes cuánto te estoy detestando por
encerrarme en mi propio cuerpo, estoy comenzando a sentir como mi piel se
mezcla con estos muros, me fusiono con las viejas pinturas, siento las
telarañas de los rincones en mí. Si no es posible revivir las llamas de tu
corazón por mí, te pido que no me deje sin el pan y sin el queso.
Peter: ¿Qué?
Elena: (Elena se acerca a Peter) Sin amor y sin sexo. Deberías saber
que mi amor por ti es tan grande que dejaría que me hicieras tuya sin serlo en
verdad, soy una mujer optimista, quizá en el proceso recuerdes donde dejaste
las promesas y cumplidos que le decías a mi belleza e inteligencia. No te estoy
pidiendo que me vuelvas a amar, ya pasamos por esto, pero por favor no me
apartes de tu hermosura, de tu pasión y fuerza. Si quieres piensa en otra
persona mientras que lo hacemos. (Ríe) ¿a quién le importa el amor?
Peter: A mí.
Elena: A mí también. Sabía que responderías eso, porque sé el tesoro que son
tus sentimientos, probé de ese néctar y me niego a que se me sea arrebatada
toda tu esencia, toda tu pasión, de tus ojos color miel, de tu blanca piel, de
tu boca rosada, de tus manos fuertes, de tus besos y abrazos. Pero tampoco
estoy dispuesta a esperar toda la eternidad, no quiero que mi cuerpo se marchite
al lado de tu indiferencia. Quiero florecer como lo hacen las flores de mi
jardín. Para que veas el amor que te tengo, si me lo prohíbes caeré en la
sumisión total, esperaré pacientemente a que me hagas el amor y este tema nunca
más será hablado.
Peter: (Se levanta y camina) ¿Qué rey ha entregado a su mujer a otro hombre?
Elena: (Se levanta) ¿Hombre?, ¿Quién ha mencionado a otro hombre?, Peter, tu eres mi único
hombre, preferiría morir antes que estar en los brazos de otro.
Peter: Explícame Elena, que mi imaginación
vuela, explícate, ¿Qué estás tomando por las mañanas?, hace unos segundos me
hablabas de un permiso de parte mía para que tuvieras sexo y ahora dices que no
te dejarías tocar por otro hombre, ¿enloqueciste?
Elena: (Enfáticamente)
El único pene que puede entrar por mi vagina es el tuyo. Disculpa ser
tan sincera pero no entiendes que eres el único hombre que amo. (Toma su mano y
la coloca en su pecho) No intuyes que mi necesidad humana se está inclinando
ahora a las de mí mismo sexo.
Peter: (Peter retira la mano) ¿Qué?, no espera, no digas nada más ¡Calla!, ¡Mujer!, ¡Calla!, me causas
dolor de cabeza, solo con escuchar tu voz el corazón se me acelera, tu voz
resuena en mi cabeza como campanas de iglesia, pero con la enorme diferencia de
querer despertar mis demonios, mis rodillas tiemblan de ver una santa
endemoniada.
Elena: Todos tenemos que nos
mortifique, ¿no crees?; y al parecer yo soy tu mortificación, al parecer
siempre fue por la maldita corona, por el poder, por la maldita alianza.
Siempre ha sido por el protocolo, e incluso ahora la única posibilidad de que
tengamos un coitó se basa en eso, en el protocolo; si no debemos tener más de
un hijo las esperanzas de volver a estar contigo serian nulas.
Peter: (Peter se acerca a Elena) La vida está llena de sacrificios,
nuestra unión era fundamental para el futuro de nuestros reinos, lo sabes
perfectamente, también sabes con lujo de detalles que te ame, lo que no logras
entender es la naturaleza de la dualidad humana.
Elena: (Elena se aleja de Peter) Entonces si tu si entiendes la naturaleza de la dualidad humana, sabrás
en verdad que mi petición no es más que la búsqueda de tener una respuesta de
parte de tu amor más allá de las palabras, las ideas y la razón.
Peter: Necesito dejar de
escucharte, vendré en la noche, hablaremos en la cena (Peter abre la puerta)
Elena: ¡Banquete!, será un
banquete y será aquí.
(Peter sale. Elena queda mirando a
través de los ventanales, observa su reino, respira profundo, se acerca a un
ventanal y mira hacia el vacío)
Escena dos:
“El punto del interrogante”
Tiempo: Día
Espacio: Aposento
Reales
Personajes:
Elena II – Elizabeth – Gertrudis.
(Elena acostada boca arriba en la cama,
Tocan la puerta)
Elena: ¿Quién es?
Elizabeth: (Voz off detrás de la
puerta) Soy Elizabeth.
Elena: Pasa. (Elizabeth entra y cierra la puerta, la cual trae puesto un
vestido color rosado que parece una enorme rosa. Elizabeth se acerca a la cama,
se sienta en el borde y le da un beso en la mejilla a Elena)
Elizabeth: Pero qué muebles tan horribles; la vez
pasada vi un juego de muebles más digno, digno de mujeres como nosotras,
parecía de oro y plata, de hecho, esos eran los colores...
Elena: Ya le dije a Peter lo que mi corazón
planeo sin que mi mente quisiera, que deseo tener sexo con las de mi sexo, por
culpa de su falta de afecto, que mi cuerpo exige el contacto físico, y le
recalqué como siempre lo hago, que es el único hombre de mi vida. Pero se fue
sin responder nada.
Elizabeth: Dame espacio (Elizabeth se acuesta al lado de
Elena) ¿Recuerdas cuando éramos niñas?, espera un momento (Se
levanta a buscar el vino)
Elena: No teníamos
preocupaciones, no sabíamos lo que era el amor o el sexo.
Elizabeth: No teníamos que estar pendientes de
tantas estupideces. (Sirve una copa y bebe un sorbo)
Elena: No teníamos que fingir algo que no éramos frente a los demás. (Elizabeth
coloca la copa de vino encima de la mesa de noche, Elizabeth se acuesta a su
lado)
Elizabeth: No
teníamos que fingir frente a los pobres.
Elena: No te refieras de esa manera del reino por favor.
Elizabeth: Se me olvida que los
quieres demasiado, tanto como a Peter.
Elena: Me han tocado el corazón,
prácticamente me lo robaron.
Elizabeth: Si, con tanto ladrón
a quien no le robarían algo, (Elena queda observándola, Elizabeth la mira
y ríe) no me hagas caso prima, ya sabes como soy.
Elena: Cada uno de esos
hombres morirían por mí, cada una de esas mujeres amamantaría a mi hijo.
Elizabeth: Estos pechos se han cuidado demasiado
como para caer en la boca de un niño,
prefiero que los laman hombres de gran autoridad.
Elena: No te recomiendo a
esos, son tan incomprensibles y enredados que no importa que tengas más
autoridad que ellos, sus ocupaciones y falta de amor terminarán aplastándote. (Elena
mira para otro lado)
Elizabeth: (Coloca su mano en la mano de
Elena) ¿No te has puesto a pensar que Peter nuca te amó?,
eso suele pasar. No vivas con el sufrimiento, ¿en serio puede haber un amor tan
fuerte que soporte el desprecio?
Elena: Sí, el mío. El
banquete que estaba programado en el comedor será aquí, en nuestra intimidad,
tú me ayudarás.
Elizabeth: (Retira la mano de
su hombro impresionada y se sienta en la cama) ¡¿Yo?! (Se pone de pie) ¿Te
has enloquecido mujer?, ¿tu cordura se ha metido en las profundidades de la
tierra para saludar a nuestros antepasados?; Elena siempre he hecho lo que me
dices sin protestar, pero ya me estoy cansando, también tengo mis problemas, (susurra)
Mordecay.
Elena: Ya te he dicho que si
Mordecay…
Elizabeth: (Interrumpiendo) Baja la voz, las paredes tienen oídos.
Elena: Si alguna vez me miró, no me di
cuenta, mis ojos siempre han estado con mi Peter.
Elizabeth: Lo sé, lo sé, ¿crees
que no lo sé?, sé que no es tu culpa, sé que no es tu culpa que se haya fijado
en ti y mucho menos que me haya dejado, son cosas que pasan.(Se sienta al
lado de Elena) Admiro el amor que tienes por Peter, un amor de fantasía
teatral, te admiro y sabes que te lo he dicho en repetidas ocasiones, se debe
tener una voluntad y moral de hierro para reconquistarlo a pesar de los desplantes
y desprecios. Te cuento lo que murmura la nobleza acerca de ustedes, te
colaboro en unir unas cuantas palabras en tus planes, pero no creo poder
involucrarme de esa manera, estoy descuidando mi vida.
Elena: Solamente organizarás
el cuarto, colocarás velas, flores, aromas, unos cuantos colores y todo lo que
se te ocurra, luego de haber terminado esa labor no harás más nada, ya no
quiero que nos atienda Gertrudis, yo misma me encargaré de servir si es
necesario, pero de decorar jamás.
Elizabeth: ¡Oh!, creo que me está fallando la
capacidad de entendimiento, (Se levanta de la cama y toma aire en un ventanal)
quizás otro trago me dé la lucidez que necesito, (Se dirige a la mesa de
noche, toma un sorbo de vino) ¿quieres que sea tu decoradora?
Elena: Sí, ¿Por qué?, ¿qué
pensabas?
Elizabeth: (toma sorbos de vino y da giros
por la habitación observándola) Que felicidad, mi
cuerpo se eleva en una nube, me encanta decorar, combinar colores, formas,
tamaños, texturas. (Se ubica en el centro de la habitación) y supongo que también
querrás que me encargue de la cena, te entiendo perfectamente, dejaré que el
chef Gordura descanse, aquí entre nosotras sus platillos son muy simples y poco
estéticos para mi gusto, Dime cómo cocinas y te diré cómo piensas; piensas como
cocinas y yo pienso exquisitamente.
Elena: (Se levanta de la cama y se acerca a Elizabeth) ¡Dime!, ¿pensabas que te había pedido que fueras la
amante que necesito para atraer a Peter?, ¿Por qué?, ¿te interesa estar con
él?, ¿te llama la atención verdad?
Elizabeth: Ya sabes que no
Elena, soy Elizabeth, tu prima, la que te ama y respeta, somos casi hermanas,
pensé que necesitarías a alguien de confianza, no es por nada, te cuesta
confiar, mira que ya no confías en la servidumbre; ¿enserio crees que Peter se
revuelca con Gertrudis?, descártala de tu lista de sospechosas, no te das
cuenta de que sus tiempos no concuerdan, ¿no has notado que mientras él está
haciendo supuestamente cosas de reyes , Gertrudis está supervisando que lustren
bien la letrina en donde defecan o algo por el estilo?
Elena: (Mirandola fijamente) Tu boca habla idioteces, pero al mismo tiempo domina la verdad.
Elizabeth: Por eso no tienes amigas, soy el único familiar a que le caes en gracia
y por eso pensé que habías pensadó en mí y le doy gracias al cielo porque no es
así. Lo único en que te colaboraría seria en la decoración y en la comida. ¿En
qué mundo vives Elena?, ¿en una tortilla o en una esfera?
Elena: En un mundo deforme. Lo lamento
prima, pero veo que dentro de ti contemplas la posibilidad de ayudarme a
reconquistar a Peter, por favor prima, casi hermana, ayúdame con esto, juro por
el amor que le tengo a Peter que te necesito de verdad; ¿Quién mejor que
Elizabeth la bella, cuando Peter sepa que tendrá la posibilidad de estar con
las dos, no podrá resistirse, así lo tendré entre mis brazos, puede ser el rey
más ejemplar, pero ante todo es un hombre.
Elizabeth: Si soy la indicada, preguntaré, ¿Por qué no habías pensado en mí?, ¿hay
alguien más bella que yo?
Elena: Elizabeth, sabes que
nadie es más bella, eres virgen, pensé que querías llegar pura al altar, no
quería involucrarte en tantos problemas y no me dijiste nada cuando terminamos
de planear todo.
Elizabeth: Es obvio que temo
cuando tenemos estas conversaciones, no soy tan valiente como tú, y no me
atreví a ofrecerme para evitar que dudaras de mí, cosa que acabas de hacer por cierto (Ríe
y Bebe.
Elena ríe y le da un beso en la mejilla) siempre has alcanzado
lo que te propones ¿verdad?, está bien, pero de todas maneras dirigiré la
cocina y la decoración. (Tocan la puerta)
Elena: ¿Quién es?
Gertrudis: (Voz off) Soy Gertrudis su majestad.
Elena: (Mirando a Elizabeth)
Dime que deseas.
Gertrudis: (Voz off) Que pena molestarla su majestad, pero el consejero la espera para elaborar
la bienvenida y estudiar las propuestas que se le ofrecerá al rey Guillen.
Elena: Dile que ya voy.
Gertrudis: (Voz
off) Como ordene su majestad.
Elena: (A Elizabeth) Espero que cocines el mejor corazón de todos, es el favorito de Peter,
tienes todas las manos que sean necesarias, vendré luego a ver todo. (Abraza
a Elizabeth) Gracias.
Elizabeth: (dirigiéndose a la
puerta) Siendo así, necesitaré velas rojas y blancas,
floreros con sus respectivas flores, manteles con encajes de ensueño, cortinas
doradas, la vajilla de los cubiertos de plata y una resistente mesa ni muy
grande y ni muy pequeña donde todos los platillos queden expuestos de maravilla
(Abren la puerta) necesitaré
ayuda para traerlas, todas esas cosas juntas pesan más que yo y claro está, que sería de los hombres y
mujeres sin la música. (Ríen y Salen)
“El Banquete: Respuestas”
“El Jardín”
Tiempo: Tarde noche.
Espacio: Aposentos reales.
Personajes: Elena II – Peter – Elizabeth – Luna -
Sapiente - Gertrudis
(Una mesa con el banquete
exhibido con su respectiva decoración, La Reina Elena II entra para verificar que todo esté bien, huele las Rosas
rojas de la mesa, ríe. Luna emerge de la
mesa sin que la reina se dé cuenta. Esta vestida con un enterizo y una caperuza
que a la ves es el mantel de la mesa)
Luna: (Susurrando) Reina. (Reverencia)
Elena: ¿Qué haces aquí?, ¿Por qué has dejado
al rey?
Luna: Lo lamento tanto mi
reina, permítame entregarle mí informe. (Elena se sienta)
Elena: Habla.
Luna: (Se
quita la capucha de la caperuza) Cuando su majestad
salió de esta habitación estaba muy enojado, caminó deprisa por los jardines
internos al lugar donde acostumbra a trabajar con la ayuda de un escribiente.
Sucedía y observé todo esto cuando de repente escuché pasos de guardias a mi
alrededor, inmediatamente procedí a esconderme en un compartimiento que posee
la mesa, mala suerte la mía que los pasos eran producidos por hombres que
tenían el trabajo de transportarla hasta aquí, la sentí y no dude en salir.
Elena: ¿Cómo supiste que era yo?
Luna: (Mira
a Elena) Su risa. (Elena sonríe, Sonríe) Lo
lamento tanto mi reina, le juré ser su espía por el resto de mi vida, y lo hago
con esmero y responsabilidad, pero como siempre, desde que me encomendó la
misión de ser la sombra del rey, no hay nada fuera de lo normal en sus deberes
habituales.
Elena: Estoy completamente
segura de que hay otra persona, Peter es muy astuto, probablemente sabe que
envió a alguien a seguirlo y ha tomado precauciones, lo odio y al mismo tiempo lo
amo, y por eso es tan importante para mí que descubras quién es la persona que
le quita el sueño, ¿quién es ahora la más bella?, ¿qué le da ella que yo no le
doy? y ¿qué le da el que no me da a mí?, sí es una prostituta, cantinera,
extranjera, cocinera, sirvienta, campesina u otra reina y descubrir si la ama, así que abre muy bien los ojos Luna,
probablemente tenga un mensajero; así como yo te tengo a ti, el tendrá su ayuda
externa. Sobre todo, debes entender la majestuosa importancia que significa
nuestro laso para todos; tal vez no ha querido volver a arriesgarse, pero he
ahí el punto, si en verdad le importa esa persona intentará comunicarse o
verle, en algún momento necesitará hacerlo y tu debes estarás ahí para cuando
ese momento llegue.
Luna: Sus ansias de amar son comprensibles, y creo
que es lo que todos queremos y debemos buscar para afrontar esta realidad, ¿Qué
sería de la vida sin sentir amor?, sin el privilegio de compartir los
sentimientos, sin llegar a entender el poder de la comprensión y el apoyo, pero
existe una fuerza aún más fructífera mi reina.
Elena: ¿Cuál?
Luna: El amor propio. Si nos amamos a nosotros
mismos, amaremos certeramente a los demás. Entender que cuando dos personas
unen sus pasos, también pueden separarse, y seguir sus nuevos caminos con la
satisfacción de haber entregado lo mejor de sí en la compañía. Porque amar no
es amarrar, amar es libertad. (Tocan la puerta)
Elena: ¡Peter!, ¡Escóndete bien Luna! (Luna
se coloca la capucha y vuelve debajo de la mesa, Elena arregla el
mantel, respira y se dirige a abrir la puerta, aparece el Sapiente con su cara maquillada
totalmente de blanco, un lunar cerca de su boca trae una larga peluca rojiza y
un bastón) ¡Sapiente! (Sorprendida)
Sapiente: (Reverencia) Buenas noches bella reina, si me permite decirle, a pesar de que hace
un instante acabo de verla, se ve aún más bella, como si alguien de la
servidumbre estuviera escondida entre sus faldas para atender a sus mejillas,
ojos y boca.
Elena: (Ríe) Sapiente me sonroja. (Ríe) sus visitas siempre me colocan
de un estado de ánimo aceptable, pero temo que debo pedirle que diga pronto lo
que se le olvidó, espero al rey con afán y ansiedad, usted entenderá (Entra
Peter) ¡Peter!, mira, mira amor la cena que compartiremos, todos los
platillos se ven deliciosos, tanto los aperitivos, las entradas, los platos
fuertes, los postres, las bebidas y golosinas, todo para los dos.
Peter: Elena, el Sapiente
hoy comerá con nosotros, es nuestro invitado, su lealtad y trabajo debe ser homenajeado,
porque no aprovechar este banquete para hacerlo. Así que no lo excluyas con tus
palabras por favor.
Elena: ¡Oh!, lo siento
tanto, que grosería la mía, me avergüenzo, no pasó por mi mente que el sapiente
estuviera aquí para cenar con nosotros, mi corazón se alegra en saber que
compartiré el pan con uno de los amigos más íntimos de mi familia, es más.
(Elena abre la puerta y en el corredor demanda) Busquen a mi prima,
busquen a mi prima Elizabeth, díganle que venga a compartir con los reyes y el
consejero de carácter urgente. (Entra y Cierra la puerta) También
será homenajeada por su trabajo y esfuerzo debido a que siempre está dispuesta
a dirigir banquetes tan dignos como el que tenemos hoy frente a nuestros ojos.
Pero por favor sentémonos que nos saldrán raíces, sentémonos por favor mientras
que llega; Sapiente ¿tiene mucha o poca hambre? (Elena y Peter ocupan los
extremos de la mesa, mientras que el sapiente se sienta al lado del rey Peter)
Sapiente: La necesaria su majestad.
Elena: ¿Qué se le antoja en particular?
Sapiente: De manera definitiva
las fresas, definitivamente.
Elena: Cierto, esas fresas se ven exquisitas
definitivamente, ¿Qué se te antoja a ti Peter?
Peter: Nada en particular, en realidad tengo
poca hambre, tampoco creo que beberé.
Elena: Algo se te debe estar antojando, algo
querrás comer con ansias, usa tu mandíbula querido. ¿Sabían que la mandíbula es
nuestra herramienta filosófica por excelencia? Debido a que tritura
directamente la realidad sacándole el jugo y metiéndola en nosotros.
Peter: ¿De ahí parte tu interés por seguir comiendo en nuestros aposentos?
Elena: ¿No han detallado la fantástica vista del reino que se observa desde
este punto del palacio? (Todos miran por los ventanales. Tocan la puerta) Debe ser Elizabeth, la creadora de esta realidad. (Elena
abre la puerta, entra Elizabeth la cual trae a Gertrudis consigo)
Elizabeth: Me tomé el
atrevimiento de traer a Gertrudis para que nos atendiera si llegáramos a
necesitar algo. (Gertrudis hace reverencia)
En realidad, ella misma se ofreció, ¿no les parece tierno?, nos ama, e
incluso también estuvo en la creación de estos vehementes platillos. Así que si
alguien necesita los azotes soy yo.
Sapiente: Podría ayudar con esa petición.
Peter: Claro que Gertrudis se puede quedar, pero con una condición.
Gertrudis, Elizabeth y Elena: ¿Cuál?
Peter: Que se siente a comer y a compartir, como homenaje a toda la
servidumbre del palacio y sus años de servicios. (Todos miran a Gertrudis)
Gertrudis: Sería un honor.
Elizabeth: No se diga más, nos morimos
del hambre, solo miren la cara del Sapiente, se le quieren salir los ojos, ha
quedado erguido por el gallo a Asclepio, esta que se lo come. (Todos
ríen, Elizabeth, Gertrudis y Elena se sientan. Elena se sienta en el extremo de
la mesa, Elizabeth se sienta al lado de Elena y Gertrudis entre El Sapiente y
Elizabeth)
Elena: Por favor Elizabeth dirige el agradecimiento.
Elizabeth: (Sorprendida) ¡¿Yo?!, ¿tu cordura se ha metido en las profundidades de la tierra para saludar
a nuestros antepasados?, ¿Qué tal
Gertrudis?, no tengo muy bien memorizados los rezos.
Elena: Tienes bonita voz. Puedes hacerlo.
Sapiente: Que tal si dice
palabras que le salgan del corazón.
Elizabeth: ¿Lo hace usted?
Sapiente: Solo le doy
opciones.
Elizabeth: (Entre una sonrisa) Claro, está
haciendo su trabajo. (Elizabeth se levanta, se pone en disposición, une
las manos y observa lo que hay en la mesa) Gracias por el pan… gracias por las habas… pescado, crustáceos…
gracias por el vino y miel. Gracias por el corazón. (Mira a Elena) Que casi nunca
nos dejemos dominar por él. Por el teatro, el vino y el pan. Salud. Vamos no me
dejen con la copa estirada. (Elena, Gertrudis y el Sapiente levantas sus
copas) Vamos su majestad participe en el brindis.
Peter: Me Astengo. Muchas gracias. Perdónenme mis palabras, espero que no les
disguste, no está en mis planes beber hoy, eso lo hice ayer. Sinceramente me
parece más conveniente aprovechar este fructífero
encuentro para poder filosofar, hablar de la vida, sus misterios y esoterismos ¿hace cuánto que no desmenuzamos un tema
de mutuo interés?
Elizabeth: No hemos hecho el
brindis, es de mala suerte dejar un brindis iniciado. Salud.
Todos menos Peter: Salud (Chocan
sus copas y beben un sorbo; pero Elizabeth se bebe toda la copa)
Elizabet: (Coloca
la copa vacía en la mesa) Bon appétit. (Todos
se disponen a servirse y comer de las fuentes de comida que hay en el banquete)
Entonces quieres debatir.
Peter: ¡Debatir! o si prefieren elogiar, crear un discursos en alabanza sobre
cualquier tema en específico.
Elizabeth: Comprendo. Y supongo
que la complejidad del tema varía según la cantidad de comida que haya en la
mesa.
Peter: Pues…
Elizabeth: (Interrumpiendo) Pues
esto es un banquete, necesitaremos un tema digno de él. (Golpea la mesa) Así que
exijo que sea un tema con variedad de opiniones casi tan semejante como la
variedad de platillos que tenemos frente a nosotros.
Sapiente: Pues podríamos discutir sobre la vida, la naturaleza, el tiempo…
Elizabeth: ¿Cuánto cree que nos
demoraremos comiendo?
Sapiente: Si pretendemos comer
todo esto, deberíamos hablar de un tema tan amplio como el universo mismo. ¿Qué
opina usted Gertrudis?
Gertrudis: ¿Qué tal hablar sobre Comida?
Elizabeth: Lógico
Sapiente: Podríamos discutir
sobre lo que es lógico y sobre lo que no lo es.
Elizabeth: ¿Qué tal arte?
Sapiente: ¿Qué fue primero el huevo o la gallina?
Elizabeth: Eso no tiene sentido.
Gertrudis: Tal vez podríamos
discutir sobre lo que tiene sentido y sobre lo que no. (Todos miran a Gertrudis)
Elizabeth: Sexo.
(Todos quedan mirando a Elizabeth)
Sapiente: Pues eso para el ser humano tiene mucho sentido.
Elena: ¿Qué tal hablar sobre el amor? (silencio)
Elizabeth: De todos
modos el amor es tan importante como la comida.
Sapiente: Pero no
alimenta.
Peter: Comencemos,
miremos a donde llegamos.
Sapiente: Interesante,
pero estoy seguro de que no quiero hablar sobre el amor que le tengo a mi
suegra. (Todos ríen) no le
cuenten a mi esposa. Bueno personal mente me inclino hacia el Amor a la sabiduría, no
me niego claro está a lo pasional, pero si intento huir de caer en la gula de
los sentidos ligeros, en el amor vano, en lo sensual y brutal, porque ya saben,
si nos entregamos del todo al amor no nos importaría nada, no haríamos otra
cosa.
Elizabeth: Siempre he entendido que
el amor puede hacer que los hombres y mujeres sean más bondadosos y nobles, en un
héroe o también puede convertirte en el peor de los idiotas y demonios. Es un arma de doble filo, el amor es armonía,
belleza y caos.
Gertrudis: El amor es pobre, tiene necesidad de lo bueno. El
camino a encontrar el equilibrio entre la necesidad es complejo y dócil.
Elena: Como un hermoso laberinto en un jardín de
rosas rojas con púas que custodian un hermoso tesoro.
Elizabeth: Los perros.
Si lo perros, los perros que se vuelven locos por las perras, de esos que dejan
de comer y prefieren darle su alimento a la hembra, todo con el fin de
satisfacer los instintos, quedándose pegados hasta que les echan agua caliente.
Así es el ser humano. Solo que nosotros tenemos la mala costumbre de razonarlo
todo… y la diferencia de que nosotros no
nos quedamos pegados, pero si a veces nos echan agua caliente. (Ríen) La verdad es que en ocasiones me dejo llevar por los recuerdos. Desde
que Mordecay me dejo, comprendí
fibras fundamentales de la vida, tales como el perdón, las oportunidades, el
volver a empezar. Imponentemente pensaba que yo era quien lo dejaría a él, y
que el sería el que sentiría el puñal que atraviesa cupido cuando te abandonan,
inyectándote poco a poco el más complejo y letal extracto de cicuta. Algunas
veces recuerdo la noche anterior de la boda colectiva de las primas del Reino Oasis,
la cual termino siendo la boda de Peter y Elena II los futuros reyes ¿Recuerdas
Elena? Yo estaba algo tomada y no recuerdo muy bien los detalles.
Sapiente: Mordecay
huyo en un caballo y usted corrió bajo la lluvia persiguiéndolo. Todos
estábamos hay.
Gertrudis: Yo no.
Elizabeth:
Cuando me di cuenta de que no podía alcanzarlo, comencé a sentir las gotas de
lluvia como picaduras, como si un hembraje de abejas volándo me perforaban la
piel. Corrí hacia el palacio, no podía dejar en sentir las gotas como aguijones
pinchando mi cuerpo, era una lluvia torrencial de agujas oxidadas.
Gertrudis: Siempre dios
abre una ventana cuando cierra una puerta.
Elizabeth: Yo cruce esa
ventana; supongo que mis ansias de amar pudieron más que el veneno del
resentimiento. No quiero dejar de creer en el amor, por eso creo que hay que
vivir al máximo y recordar siempre que moriremos. Por ende, comparto las ansias
que causan amar y ser amado. Comparto el hecho de que en la guerra y en el amor
todo se vale.
Elena: Miren esa
pintura. Mi madre se la compró a un artista, con la condición de que el mismo
escogiera la pared en donde iría. Desde entonces esa pintura sigue ahí. No
puedo evitar mirarla todos los días, y perderme entre sus pinceladas. ¿saben
porque el artista le pidió a mi madre que colocara la pintura en sus aposentos
que ahora son los míos?
Gertrudis: La amaba.
Elena: Si. Exacto,
Se conocían desde antes que a mi madre se le dispusiera casarse con mi padre. Pero
poco a poco la reina se fue desdibujando de las manos del artista, se le iba de
su lado, él no quería que se fuera, pero Elena necesitaba seguir sin él, pero el
pintor llego a amarla tanto que comprendió, ¿saben lo que significa eso?,
¿comprenden la magnitud que es soltar a alguien sin querer soltarlo?, absurdo. Quería
que cada vez que mi madre mirara la pintura recordara la transcendencia del
amor más allá del espacio y del tiempo, simbolizándolo como un jardín de rosas
rojas. No he conocido un acto tan honesto y desinteresado, eso lo hace
infinito, sin principio ni fin. El amor me fascina, pero algunas veces me da
miedo, algunas veces quisiera no sentir, ser tan fría como el hielo, tan dura
como la piedra, pero soy tan trasparente como un reflejo, tan frágil como una
mirada, tan testadura como la ignorancia, tan impulsiva como la mentira. Somos el
amor mismo. ¿Saben porque se la historia del artista?
Gertrudis: Su madre se
la conto.
Elena: Justo antes
de conocer a Peter. Fue la forma de motivarme y hacerme entender que era
necesaria nuestra unión. Tenía mucho miedo, no quería casarme sin amor, pero
fui tan afortunada de que se encendiera una llama entre los dos. (Todos miran a Peter)
Peter: Puede que el amor consista en aprender a
morir. Cuando el ser humano comprenda el misterio de los sentimientos, cuando
logre doblegar el egoísmo trascenderá, logrará crecer. Cuando encuentre el
equilibrio de las pasiones sin rayar con la gula o el olvido entenderá que hay
más de una verdad. Así como hay alguien que dice que el amor no existe, está el
que canta serenatas al pie de la ventana, esperando pacientemente a que esta
vez sí salga su amada al balcón, como el que cree que puede amar a más de una
persona, como el que se conforma con conservar un solo corazón en sus manos. Amar la vida en su esplendor, es
amar al vacío en toda su soledad. (Tocan
la puerta, Gertrudis se levanta rápidamente, abre la puerta y entra una banda
de músicos tocando instrumentos como guitarras, trompetas, saxofón. Bailan,
arrojan serpentinas y cantan. Todos observan y disfrutan la música)
Elizabeth: ¡La música!, Definitivamente la comida sola no basta, es decir ¿Cuándo se ha visto
en este castillo que las cenas de honor sean sin una fila de meseros?, ¿sin un
pianista buen mozo?, o ¿un pintor experto retratando el momento?, ¿dónde queda
la expectación en medio de los alimentos?, ¿No se han dado cuenta lo glorioso
que es sentir el vino blanco recorrer por tu garganta mientras ves una obra
teatral? ¿Nunca han bebido mientras ven una buena comedia? La comida se te sale
de la boca de tanto reírte. (Mientras la música suena, Elena habla con
Elizabeth entre dientes, Elena se levanta y les hace una seña a los músicos,
los músicos dejan de tocar los instrumentos y hacen venia)
Elena: Postre para los artistas. (Los músicos celebran)
Elizabeth: Búsquenlo a la cocina, porque aquí no
está. (Los músicos se miran entre ellos
y salen a buscarlo)
Elizabeth: (Mirando hacia la puerta) Ellos no saben dónde está el postre.
Elena: Entonces ves tu por él. (Elizabeth se levanta)
Elizabeth:
Sapiente tendría la amabilidad de escudarme, ayúdeme a poner orden a
esos hombres. (Sapiente se levanta.)
Sapiente: Será un honor ser el escudero de los antojos de la reina. (Elizabeth
y el Sapiente hacen venia y salen. Elena y Peter se quedan mirando fijamente)
Gertrudis: (Incomoda) Creo que ayudare a traer ese postre. (Gertrudis
se levanta, hace venia y Sale. Elena se acerca a Peter y se sienta a su lado)
Peter:
Escucha con atención Elena, porque no pienso repetir nada, Se me hace muy
raro este cambio tan abrupto, una mujer como tú planteando un pecado como este (Elena
intenta decir algo) no me interrumpas, Reconozco que el tiempo ha
marchitado mi amor y no soy quien, para sentenciar, ni juzgar... (Elena
intenta decir algo) No me interrumpas por favor. Eres libre de hacer lo
que te plazca. (Elena intenta decir algo) pero no quiero saber
nada de lo que pase, no me informes nada, no me digas quien es o quiénes son,
no me interesa, no me importa donde se van a ver, ni cuándo, ni a qué horas. Y se
prudente por favor, no seas ansiosa, ten cuidado a quienes involucras, porque
si te descubren tendremos problemas. (Se levanta) excúsame con todos,
ya quedé satisfecho. Hoy dormiré en mi despacho. (Se dirige a la puerta)
Elena: No hay necesidad que
te quedes en otra habitación.
Peter: Es lo más prudente. (Peter
salé)
Elena: (Respira profundo) ¡Está enamorado!, ¡está enamorado de otra persona!, ¿Qué hombre se
resiste a dos mujeres en el borde de su cama?, un enamorado. Reino todo oasis,
soy Elena II, cada montaña que rodea estas tierras, cada arquitectura, cada
bestia, todo me pertenece, menos el corazón del Rey, que amarga es la ironía (La
reina mira por un ventanal y observa el vacío. Luna sale de la mesa)
¿Qué es esto luna?, ¡no se!, ¿es un sentimiento?, Mi jardín está invadido de
pensamientos oscuros. No puedo ponerle un cuchillo en la garganta a Peter y
obligarlo a que me ame, no puedo hacer eso, ni obligarlo a que deje de amar, la
única cura que hallo es… ¿Quién es Luna?, ¿Quién es esa persona que capturo a
mi rey? (Luna se quita la caperuza y se acerca a Elena)
Luna: Reina enamorada sin
ser correspondida, Clavel rojo en un valle profundo y desolado, Eres una
paloma con alma gigantesca cuyo nido es sangre del suelo del Oasis, Derramas tu
fuego sobre un cáliz de nieve y al querer alentarlo tus alas se troncharon.
Sueñas que tu amor fuera como el infante que te sigue sumiso recogiendo tu
manto. Y en vez de flores, versos y collares de perlas, te dio la Muerte rosas
marchitas en un ramo. Tiene en el pecho la formidable aurora de su madre. Tu
canto, Como alondra que mira quebrarse el horizonte, Se torna de repente
monótono y amargo. Y tu grito estremece los cimientos del castillo Y oprime la
salmodia del coro. Y choca con los ecos de las lentas campanas perdiéndose en
la sombra temblorosa y rasgada. Tiene la pasión que da el cielo. ¡Oh Reina
divina de crepúsculo rojo, con la rueca de hierro y de acero lo hilado!, No
tiene el nido, ni el madrigal doliente, ni el laúd juglaresco que solloza
lejano. Tu juglar fue un mancebo con escamas de plata y un eco de trompeta su
acento enamorado. Y, sin embargo, estas para el amor formada, hecha para el
suspiro, el mimo y el desmayo, para llorar tristeza sobre el pecho querido
deshojando una rosa de olor entre los labios, Para mirar la luna bordada sobre
el río y sentir la nostalgia que en sí lleva el rebaño y mirar los eternos
jardines de la sombra. Me mata verla así mi reina. La amó reina, la amo, y se
lo digo de verdad, mi corazón le pertenece, mis sentimientos son suyos, mi
lealtad, mi amor, anhelo besar sus labios, sueño con sentir su respiración
cerca de mí, (Entra Elizabeth Luna se esconde debajo de la cama)
Elizabeth: Espero que no se
hayan tomado mi vino, (Bebe) Lo siento Elena, el consejero y los músicos
están devorando todo el postre, es que era el postre o yo. ¿Dónde está Peter?, Casi
se me olvida, ¿lograste hablar con él?
Elena: Dijo que sí.
Elizabeth: Qué si, ósea que no
ama al amante, ¡solo la busca por sexo! (ríe) ¿y te dijo
enseguida que quería hacer un trio o te toco proponérselo?, porque sería el
colmo que haya hecho que lo propusieras tú.
Elena: Dijo que sí podía tener una amante, me
dio tanta libertad como para entregarme a un ejército o a un animal, pero no le
interesa ser parte de nada, me lo dejo claro. Está enamorado, no es una
aventura, está enamorado de verdad.
Elizabeth: No, no puede estar enamorado, no,
seguro quiere hacerse el importante, es igual de perro como todos los hombres,
no le importa con quien está, solo le interesa el placer, simple placer. Peter
no puede estar enamorado, no te confundas estando tan cerca Elena.
Elena: Conozco a Peter,
conozco cuando me miente y me dice la verdad, lo conozco como a mí, me
rechazó como se rechaza a una cualquiera, huyó como José de la esposa de
Potifar; Mis fuerzas se han agotado Elizabeth, mi mente está muy cansada, mi
corazón está marchitándose, es como si un veneno recorriera por mis venas,
necesito saber lo más pronto posible quien es la persona que está con mi rey,
piensa prima, porque mi cuerpo se quiebra cada vez que lo hago, necesito
descubrir la verdad, la verdad que sea necesaria, lo más pronto posible, para
no sentir amargura cuando respiro...
Elizabeth: Calma Elena, (la abraza) pero
¿cuál es la necesidad de saberlo?, ¿porque torturarte de esta manera?
Elena: Algunas veces la medicina sabe a veneno, quiero
probar la gloria de saber quién lo satisface, quien me reemplazó, por quien me
cambió, quiero saberlo todo, entender todo, y no me importa si muero en el
proceso, si mi cuerpo no resiste, si mi mirada se quiebra junto con mis piernas
o si mi alma se escapa por los ventanales.
Elizabeth: No desmayes, no te rindas. Vamos a otro sitio, alguien
puede volver en cualquier momento.
Elena: Gracias prima. (la besa en la
mejilla y Salen)
“El Desayuno: Conclusiones”
Escena Cuatro:
“La carta”
Tiempo: Mañana
Espacio: Aposento reales
Personajes: Peter – Gertrudis.
(En los aposentos reales, Peter escribe una
carta en la mesa. Tocan la puerta, Peter guarda la nota, se levanta, abre la
puerta, aparece Gertrudis, que le hace venia, entra y recoge los platos del
desayuno, Peter abre el pasadizo secreto)
Peter: Dile que venga lo más
pronto posible, que me espere en la habitación de siempre, vez. deja eso hay
¿Qué esperas?
Gertrudis: No quiero incomodar su majestad, ni
mucho menos juzgarlo, pero temo que me nace decirle que en la iglesia hablan de
prudencia, aunque ahora esté siendo imprudente al dirigirme a usted de esta
manera, pero por favor le pido que piense mejor las cosas, no debe arriesgarse
de esta manera, recuerde lo que pasó la última vez, casi lo descubren señor. sé
que es un hombre sabio, pero el bendito y la ves maldito amor está consumiendo
sus ojos, sus oídos y razón. ¿pero que estoy diciendo? Por el amor de dios no
me mande a azotar (Peter se acerca a Gertrudis, mete su mano en el
bolsillo, saca de él un saco de monedas que le entrega)
Peter: Calma mujer. Elena se
encuentra del otro lado del palacio en una reunión con el rey Guillen con el
sapiente y Elizabeth. Mi encuentro durara el tiempo que demore entregar una
carta, no te preocupes, vez (Gertrudis toma el dinero, hace una venia y entra
al pasadizo y Peter lo sierra. Peter va a la mesa, saca de su bolsillo una carta,
la cual firma, sella y guarda. Tocan la puerta y Peter la abre)
Elizabeth: (Entrando, se encuentra ebria, tiene en
sus manos una botella de vino y dos copas) ¿Puedo pasar? cierra
la puerta se puede meter un mal aire (Elizabeth cierra la puerta con un
pie) ¿hace cuánto que no nos tomamos un vino?, (Coloca el vino y
las copas encima de la mesa. Sirve el vino)
Peter: Elizabeth me
gustaría complacerte, pero debo trabajar, tengo la penosa necesidad de decirte
que te retires, además me parece que ya has tomado lo suficiente, estás
desequilibrada, la mirada cansada y despeinada.
Elizabeth: (Se peina con los dedos) Una copa Peter, y me iré, cumple este capricho de doncella que sueña
con príncipes azules, vamos, no te cuesta nada.
Peter: Temo que no tengo tiempo.
Elizabeth: (Ríe) ¿Por qué tanta prisa?, respira, (lo masajea) vamos Peter
satisface a una noble que espera que al fin se fijen en ella. (le ofrece
la copa de vino)
Peter: ¿De qué hablas?, tu
belleza no se compara a la de ninguna mujer, estoy seguro de que hay cientos de
hombres que pretenden tu mano.
Elizabeth: Ninguno digno de mí,
los que me interesan me rechazan o me dejan un día antes de la boda, con el
anillo de compromiso a mitad de un gran baile delante de todos y de todas, ¿no
te suena familiar? no hallo a nadie, estoy sola e indefensa, por eso siempre he
querido saber ¿qué viste en Elena?, necesito saber cómo debo comportarme con un
hombre como tú.
Peter: Bien, te lo digo si
al terminar te irás a bañar y no tomarás más (Elizabeth asiente la
cabeza) Elena me conquistó por ser decidida, objetiva e inteligente, me
gusta como domina las grandes masas con su gran instinto, es una líder por
naturaleza, complaciente, atenta, justa, (Bebé) ¿satisfecha?
Elizabeth: No, esa es la respuesta que me puede
dar cualquiera, tú eres su esposo, deberías tener una lista, ¿cómo comenzó el
amor?, al menos que nunca haya existido ese amor, Peter, ¿nunca amaste a Elena?
Peter: Ya he respondido tu pregunta, tus
conclusiones me tienen sin cuidado (Abre la puerta) por favor retírate
Elizabeth.
Elizabeth: Calma Peter, no estoy
juzgando, solo estoy impresionada que estés con una persona como Elena y sin
amarla, impresionante, cualquiera buscaría consuelo por otra falda.
Peter: ¿A qué te refieres?
Elizabeth: Peter, ¿enserio no te
das cuenta?, yo puedo ser esa mujer, no busques más, soy una doncella que
anhela entregarse al rey, (Se sube a la mesa, camina y se acuesta) vamos
Peter no temas, hazme tuya, bésame el cuello, tócame, lámeme, olfatéame,
pruébame, haz lo que quieras con migo,
dime que deseas sentir, cualquier fetiche, capricho o fantasía te la
cumpliré, soy tu juguete, tu actriz, tu cantante, tu bailarina, ven rey, ven
donde tu Mosa. (Petrer sierra la puerta)
Peter: Elizabeth, el vino se te ha subido fuertemente
a la cabeza.
Elizabeth: Bebe, come, duerme, ronca, sueña y si
alguna vez piensas, que sea entre vino y vino.
Peter: (Ríe) Mira lo que te causa decir el vino, dices incoherencias, con seguridad
ese trago te vuelve loca.
Elizabeth: Me llamas loca porque
confieso un gusto que se convirtió en amor desenfrenado.
Peter: Calma Elizabeth,
escúchame con atención, debemos llevarte a tu habitación.
Elizabeth: (Se baja de la mesa) ¿Esperas a alguien?, ¿Quién es?, ¿una amante?, (Corre a la cama) pero
si aquí estoy yo, la mujer más hermosa de Oasis, dicho por tus
propios labios. ¿Qué pasa?, si soy tan hermosa ¿Por qué no me
tomas? no creo que haya
una doncella como yo.
Peter: Elizabeth te pido que
tengas cuidado, no te dejes confundir. sé que no es tu culpa, eres noble e
inocente.
Elizabeth: ¿Noble e inocente?, (Se
baja de la cama) ¿así que eso es lo que piensas de mí? ¿crees que Elena
me confunde?, en ningún momento me ha confundido, yo soy la que la confunde,
(Susurrando) Mordecay, él no me dejó, Elena me lo quitó. Siempre me ha
quitado las cosas sin quererlo o saberlo, como si todo lo bueno le tocara a
ella, y a mí las migajas, siempre escondida detrás de su sombra, ya era tiempo
de salir a la luz. Comencé diciéndole que tuviera cuidado contigo, quizás
alguna golfa intentaría conquistarte, me lo creyó y como no tiene ni idea de
los hombres me pidió que la ayudara, fiel mente le contaba lo que en la nobleza
se rumoraba, que te habían visto por aquí, con la persona de por allá y muchas
cosas más, pronto se convirtió en la mujer que vez hoy, celosa y obsesiva, todo
para que te apartaras de ella y corrieras a mis brazos, los brazos de la mujer
más bella, pero tu naturaleza de hombre te desvió a otra falda, cosa que me
tiene anonadada, ¿Qué amante puede ser más hermosa que yo? (Da un giro) sé que lo he
dicho en repetidas ocasiones, pero por favor (señalándose), por
eso tengo la teoría, la hipótesis de que te enamoraste de sea cual sea tu
amante, lo comprueba el desprecio que le haces a Elena, las acciones hacen a la
persona, ¿no crees? no puedes estar tan ocupado o adolorido como para no
hacerle el amor de vez en cuando, (ríe)
Elena no es ninguna ninfa, solo es una pobre despechada que se deja
dominar cual títere, ese deseo de tener relaciones con otras mujeres es un plan
que sembré en su cabeza sin que se diera cuenta; todo para poder saber al fin
qué tan serio es lo que tienes con la otra persona, y dado que me has rechazado
también a mí, observó que te han robado tu corazón de melocotón.
Peter: ¿Qué dices?, ¿Qué estás diciendo?
Elizabeth: Cay en las garras del
sufrimiento y dolor total, yo solo quería ser feliz, cuando me di cuenta
comencé a mirarte como miraba a Mordecai, tenía tanto amor que decidí depositarlo
en ti, para no morir en vida. Cuando me di cuenta, ya estaba escuchando sus
conversaciones, celebraba los desprecios que le hacías, ¿pero de qué sirve si
nunca me amaras? (Comienza a marearse. Da vueltas) ¡Todo me está dando vueltas!,
¡ayúdame Peter!, ¡todo se rueda!, ¡todo se está cayendo!, ¡¡volvieron las
abejas!!, ¡nunca se fueron siempre estuvieron escondidas en mí!, ¡crearon una
colmena en mi cerebro!… (Aparece Gertrudis del pasadizo, Elizabeth la
mira y empuja a Gertrudis para entrar, pero antes Peter aparta a Elizabeth y
entra al pasadizo, Elizabeth lo sigue, Gertrudis sigue a Elizabeth y cierra el
pasadizo al entrar)
Escena cinco:
“Las abejas”
Tiempo: Mañana
Espacio: Aposento reales
Personajes: Elizabeth – Sapiente – Gertrudis.
Sapiente: (Entrando
a los aposentos reales) ¡Su majestad!, ¿Rey Peter? (Busca
a Peter, hasta que en un momento dado sale Elizabeth del pasadizo)
Sapiente: Señorita
Elizabeth. ¿De dónde acaba de salir?
Elizabeth: ¡Sapiente!
Sapiente: ¡Señorita Elizabeth!, parece que ha
visto un fantasma.
Elizabeth: ¡Sapiente!, debe
ayudarme, acabo de ver algo que no debe ser, algo malo, repulsivo y repugnante.
Sapiente: ¿Qué puede ser lo que
le tiene así de atormentada, pálida y temblorosa? (Gertrudis sale del pasadizo)
Sapiente: ¿Gertrudis qué
es esa habitación?
Elizabeth: Es un
pasadizo que conlleva a los corredores ocultos que se encuentran por todo el
palacio. Pero también esconde al rey y su amante.
Sapiente: ¿Mordecai?
Elizabeth: ¡Ya lo sabía! Siempre lo ha sabido.
Sapiente: Lo que importa ahora
es que intente ser lo más prudente posible…
Elizabeth: Usted habla con
facilidad de este tema, porque al fin y al cabo no tiene velas en este
entierro.
Sapiente: Créame señorita, en mí también hay ira
por tener un rey tan impulsivo y ansioso. Pero lo
más importante es que hagan su labor como tal, sus vidas personales no son de
nuestra incumbencia. Si se comportan igual que un quinceañero enamorado y una
loca, no nos debe importar, al menos que eso infiera en su mandato y hasta
ahora no han tenido inconvenientes. Ellos para el pueblo son casi perfectos, un
ejemplo, lo que representan es más valioso que los mismos tesoros de la realeza;
por eso señorita Elizabeth debe ser prudente, debe tragarse esas palabras,
morir con ellas y pensar en el reino Oasis. Se que es difícil, no lo haga por
sus majestades, hágalo por esta tierra que la vio nacer y crecer.
Elizabeth: Maldita sea la hora en que armé toda
esta telaraña. Todo mi amor se ha convertido en lástima, desprecio y
odio, no maldigo a Peter porque ya tiene una, Elena II, y eso causa en mi
satisfacción, lo reconozco, no debería decirlo, pero lo digo, me causa
satisfacción saber que nunca alcanzará la felicidad completa, su infelicidad
ahora es mi felicidad, cuando llore reiré, y solo por eso me tragaré mis
palabras, no por el estúpido pueblo... (Se empina la botella de vino, le
comienzan a fallar las piernas y se derrumba, El Sapiente y Gertrudis corren a
auxiliarla)
Sapiente: Su cuerpo ya no
puede más, llevémosla con el médico. (Sapiente y Gertrudis sacan a
Elizabeth)
Escena seis:
“El ventanal”
Tiempo: Mañana
Espacio: Aposento reales
Personajes: Elena II - Luna
(Elena
entra, se sienta y respira profundo)
Elena: ¿Dónde está todo el
mundo?
Luna: (Sale debajo de la mesa) ¡Reina! (Reverencia)
Elena: ¡Luna!, ¿Sabes dónde está Peter?, ¿sabes dónde
está mi prima?, ¿sabes dónde está el sapiente?, ¿sabes dónde está Gertrudis?,
dime, ¿Dónde está todo el mundo?, ¿Qué has escuchado?, ¿Qué está pasando? (Luna
coloca su mano cerca al oído de Elena y le cuenta todo lo que escuchó) que
amarga es la verdad, son unas bestias en piel de seres humanos, se burlan de
mí, me hacen mofas, me insultan, ratas que se aparean una encima de otra, se
ponen de acuerdo para hacerme daño, me mienten, traicionan, y engañan, desde el
más pequeño hasta el más grande, todas las personas en que confió me entierran
puñaladas en mi espalda y se ríen entre dientes, les causó repugnancia cada vez
que les hablo, me odian, eso es lo que debe ser, porque no encuentro más
motivos para tanta maldad; escucho sus voces, solo con imaginarlos a todos, mi
corazón se acelera y mi sangre hierve, su existencia solo se basa en
hacer daño. No merecen existir. Ya no quiero existir. (Se dirige al ventanal, lo abre, mira el vacío y se dispone a saltar)
Luna: Reina, siempre hay
salida, siempre hay una luz, usted es mi sol, yo soy su luna, amo todo lo que
es, no puedo imaginarla sin aire en sus pulmones, sin el rojo de sus labios o
el brillo en su cabello (la abraza) la amargura no puede acabar
con su vida. Recuerde el jardín mi
reina, recuerde a su madre, recuerde a su bebé. La llevaré a su jardín, ahí
estará a salvo sin problemas, sin servidumbre, sin sabios, sin nobleza y sin
realeza. Ahí florecerá, nada preguntará, porque nada la atormentará. Conviértase
en ave y volemos, deje que el rey se encargue de las reunionés. (Tocan la
puerta) su vida no debe girar en torno a nadie, su mundo puede ser más
grande que este reino. (Tocan la puerta) Debe entender que
es imposible saberlo todo, hay cosas que no debemos saber, no puede entenderlo
todo, ni buscar saberlo todo, preocúpese por sí misma, salga de sí y vuele. (Tocan
la puerta) Sueñe, sueñe que le conviene, sueñe que le va a gustar. (Luna
le extiende la mano, Elena la mira, le toma la mano y salen por el pasadizo
mientras que siguen tocando la puerta)
FIN
DE LAS
PREGUNTAS DE ELANA II O LA REINA Y LA LUNA
PIEZA EN DOS COMIDAS Y UN BANQUETE
PROLOGO
LAS PREGUNTAS DE ELENA II O LA REINA Y
LA LUNA
PIEZA EN DOS COMIDAS Y UN BANQUETE
LO ABSURDO DEL AMOR
En el Eros, en lo Romántico y en lo Platónico.
Luis Julio Carvajal
“Donde no puedas amar no te demores”
Frida
Kahlo
¿Quién no ha amado?,
¿ama? o ¿amara? Amor a la familia, amor a las amistades, amor a la
pareja, amor a los compañeros, amor a la sociedad, amor a un arte, amor a la
vida, a la existencia misma. Somos
capaces de sentir amor, experimentamos con este sentimiento el afecto y
el apego causado por una serie de eventos, actitudes, emociones y que varían
según las ideologías, circunstancias dadas, formas de pensar y experiencias
vividas, que nos vuelven únicos. En esta ocasión me enfoco instintivamente en
el eros, el amor romántico y el amor platónico, esencias fundamentales
de LAS PREGUNTAS DE ELENA II, PIEZA EN DOS COMIDAS Y UN BANQUETE. Sin
negar la presencia de otros matices del amor, de la existencia y
todo lo que hace parte de nuestra excéntrica esencia humana; en esta
obra teatral se exponen dramáticamente su ambigüedad, absurdo, abstracción;
matices oníricos que puede llegar a causar el amor en los seres humanos
dentro del marco de lo carnal, lo sublime y lo imposible. Esta dramaturgia
habla de los excesos de no dejarse ser, ni dejar ser, del olvido en
general de una forma consciente-inconsciente, cuando se cae en el abismo oscuro
de un círculo vicioso de emociones vacías que en algún momento significaron
algo, la negación a lo que tiene que pasar, el no entender que todo es, amor es
y solo eso es, cuando cuesta morir sentimentalmente, cuando cuesta
soltar después de agarrar, proyectarse, idealizarse con una persona, el no
dejar ir a quien se quiere ir. Los que se encuentran en esta búsqueda de amar
en este valle de muerte y caen en manos que se van desdibujando con el tiempo y
no se está preparado para la caída, los que no se concentran en sí, los que
proyectan su amor en el otro sin amarse a sí mismos, los que piensan en la media
naranja, los que creen en cuentos de hadas, en príncipes azules, princesas
de cabello largo y castillos encantados, los que creen en la perfección cuando
de amor se trata y de los que se vuelven enemigos de la verdadera
naturaleza humana.
“si una persona solo ama a otra y es
indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor si no una relación
simbiótica o un egoísmo ampliado”
Erich
Fromm
Tomo como referente diversos
significados y conceptos acerca del amor, elementos mencionados en el libro
clásico de Platón “El Banquete”
escrito entre los años de 385–370 a. C. El cual es un dialogo sobre el amor y sus esoterismos,
a cargo de Apolodoro y un amigo de Apolodoro, Sócrates, Agatón, Fedro, Pausanias,
Eriximaco, Aristófanes y Alcibíades. Tomo la esencia y situación que propone y las
plasmo alrededor de toda la pieza, buscando así crear una analogía situacional
dramática del texto y su contenido. Propongo un reino
ficcional “Oasis”, la analogía de un paraíso terrenal en la mitad de un
desierto, como lo es el amor en este mundo, con guardias, grandes banquetes,
fortalezas, finos vestidos, mesas largas, tronos, coronas, una monarquía
matriarcal que simboliza la máscara pulcra que esconde la putrefacción del
verdadero espíritu.
Tomando como punto de
partida para la creación de la protagonista a la polémica y excéntrica Juana la
loca reina de castilla, Aragón y Navarro que vivió de 1504 a 1555. El pueblo
llano la tituló (Doña Juana la loca de amor) y en eso no acertó el saber
popular, pues siendo cierto que hay locuras de amor, Estás suelen ser de suyo
gozosas ya que, aún penando, disfruta quién pierde el seso por tal motivo. Por
contrario doña Juana la loca fue en extremo desgraciada en este mundo.
(Olaizola, 2002, pág. 9) estudiando su vida y su perfil melancólico y despechado,
decido convertirla en un referente histórico del cual absorbo diversos
obstáculos que pueden ocasionar el trance del amor. La ceguera emocional, el
anhelo insaciable y obstinado de amar, su crisis en el desamor; Factores
fundamentales en la elaboración del hilo dramático de esta escritura creativa,
alejándose cada vez mas de Juana y llegando a ser Elena II reina de Oasis; la
cual representa el amor puro y pasional pero confundido, que no sabe qué hacer
frente a la adversidad, cegado por la pasión, el cariño y la vehemencia
maldita, toma los peores caminos y termina por convertirse en un amor que
consume el alma y a todo a su paso, un amor obstinado que se niega a soltar lo
que quiere huir. Lo terco, lo obsesivo y el miedo son factores fundamentales
frente al conflicto con PETER EL HERMOSO, el actante que simboliza el amor que
se acabó, el que se agotó y se posó en otro romance, en este caso en uno
imposible, que no debe ser, del que no se debe enterar nadie, el amor oculto,
el que nadie aprobaría.
Que mejor simbología
que la LUNA para el amor puro, el consiente, el que vale la pena, el que
escucha, el que da sin pretender nada a cambio, el que puede llegar a
convertirte en un esclavo que cumple una condena en una prisión de barrotes de
cristal, que en vez de romperlos busca el más fino de los “movimientos” para no
quebrar lo inquebrantable. Una espía de las obsesiones de su reina amada,
aunque eso signifique seguir al amor de su amor. En un momento dado este
personaje interpreta la adaptación de un fragmento del poema Elegía a Doña Juana la Loca de Federico García Lorca, un homenaje para la reina Juana de
parte del escritor español, el cual contiene frases contundentes sobre el amor,
la vida y la melancolía de la monarca, texto perfecto para enriquecer el
onírico momento en el que luna declara su amor a la reina Elena II. Luna está y
no está, se mueve, se disfraza y siempre está cuando se necesita y cuando le
conviene, como su antítesis, ELIZABETH, la cultivadora de un amor egoísta, con
un perfil tóxico. El caso del lobo que se disfraza de oveja. Piensa que su
sentir contiene buenos sentimientos y no nota que su esencia está invadida por
el dominar y no por el amar de verdad, por el querer sentirse bien sin pensar
en el otro de verdad, la ambición, la envidia y el egoísmo.
“Aquellos que quieren ser amados deben querer la libertad del otro.
Porque el amor emerge de ella. Si lo someto, entonces se convierte en un objeto
y un objeto no puede recibir amor”
Jean
Paul Sartre
El amor es tan abstracto como la vida
misma, el amor es la vida misma, el inicio de todo, es el punto de partida y la
conclusión de la existencia. Su esencia no tiene estrato, edad, género, lógica,
tiempo y ni espacio. Esta pieza desmenuza lo que puede ser un mito, un juego
químico, una enfermedad, un bebé de pañales con dos clases de flechas y un
arco, física costumbre, impulso natural de procrear, deseo sexual posmoderno o
para muchos la esencia fundamental de la vida. El desequilibrio del amor con la
razón, el sexo con los celos, son los conflictos que se desarrollan en esta
narración que sacan a flotar las almas de los personajes, colocándolos así en
una lucha fría, onírica y cruel donde todo se vale.
Bibliografía
OlaIizola,
J. l. (2002). Juana la loca (coleccion Booket ed.). Barcelona, españa:
Planeta.
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